¿Por qué a mí? ¿Y yo por qué?
Según la calidad de tus preguntas será la calidad de tu Vida.
Seguramente has escuchado en más de una ocasión la frase “¿Y yo por qué?”, queriendo dejar de lado toda responsabilidad de nuestras acciones, esperando a que alguien más resuelva la situación, quitándonos así tareas de encima.
Esta frase es muy parecida a ¿por qué a mí? Que generalmente surge cuando alguien vive un problema.
La gente que se la vive diciendo cualquiera de estas 2 frases, es la gente que generalmente se encuentra todo el tiempo quejándose de la situación, del gobierno, de los que pasan por enfrente de su casa, de los que no pasan y echan la culpa de toda su vida a los demás, ya que los problemas que tienen se deben siempre a un tercero, es más, las primeras veces que hablas con estas personas, lo actúan tan bien que hasta les crees que su situación es culpa de alguien más, pero cuando convives más de cerca con esta gente, te das cuenta que siempre cuentan la misma historia pero con diferentes personajes, siendo esta el centro de todos los problemas que los demás le generan.
Cuando usamos las preguntas ¿y yo por qué? O ¿por qué a mí? Generalmente también usamos frases como estas.
No hago suficiente dinero
No me alcanza para nada
El gobierno no hace nada
Todos mis empleados siempre me roban
Nadie trabaja más que yo
Es imposible seguir adelante
Pero a toda esta gente que vive de esta manera, solo hay algo que decirles:
Deja de quejarte de tu situación, TÚ LA CREASTE.
En este momento muchos quizás digan, claro que no la creé, que no te das cuenta que en verdad todo eso me pasa, y lee nuevamente esta última parte, TODO ESO ME PASA.
Si vivimos creyendo que las cosas nos pasan, entonces nuca seremos capaces de transformar nuestra situación y siempre seremos víctimas de alguien o algo “más grande que nosotros” sin embargo cuando empezamos a hacernos cargo de nuestra vida, nos damos cuenta que las cosas no nos pasan sino que nosotros a través de nuestras acciones o falta de ellas y de nuestros pensamientos, forjamos nuestras circunstancias y no al revés.
Si en lugar de quejarnos y esperar que alguien más (el gobierno, tu jefe, etc.) llegue y nos de la vida que buscamos, empezamos a buscar la manera de hacerlo, empezaremos a ver cómo a través de nuestras acciones nuestros resultados empiezan a cambiar.
Es momento de dejar de decir “¿y yo por qué tengo que hacer esto o lo otro?” decidimos empezar a hacerlo para tener el resultado que esperamos tener y no esperar a que alguien más lo haga por nosotros.
Si en lugar de preguntarnos “¿por qué a mí me pasan estas cosas?”, transformamos la pregunta y la dirigimos hacia ¿para qué me pasan estas cosas?, podemos empezar a aprender de lo sucedido y empezamos a tomar responsabilidad de nuestra vida y de nuestros resultados.
Si queremos que algo pase, no hay que esperar a que llegue alguien y nos lo de, debemos tomar la vida en nuestras manos y buscar la manera de obtenerlo.
Piensa por un momento:
¿Qué es lo que más quiero en la vida?
¿Qué necesito hacer para que eso suceda?
¿Qué estoy dispuesto a hacer para que realmente suceda? (sin poner mi vida o la de los demás en riesgo ni cometiendo ningún delito)
¿Para cuándo espero alcanzarlo?
Si empiezas a contestar a esas simples preguntas vas a ver como tus resultados cambian.
Recuerda que según la calidad de tus preguntas será la calidad de tus respuestas (y de tu vida).