Después de la tormenta siempre hay calma
Muchas veces pasa que vivimos alguna o varias situaciones difíciles y
sentimos que no podemos salir de ahí.
Como si lo que estuviéramos viviendo fuera a durar para siempre.
Esa misma sensación nos confunde y nos nubla, nos hace creer que no
tenemos salida porque no podemos ver las soluciones claramente.
Si estás enfocado únicamente en el problema, difícilmente saldrás de ahí.
Intenta salirte por un rato de esa situación, como si la pudieras ver desde
afuera, como si fueras un espectador.
A veces le damos más peso a las cosas de lo que realmente tienen y no es
restarle importancia, sino más bien, restarle preocupación.
Si te ocupas en las soluciones, sueltas y confías en el proceso de la vida, te
sentirás con más paz y tranquilidad.
No hay tormenta que dure 100 años, además de que después de una,
siempre, siempre, llega la calma.
Evita dejarte llevar por pensamientos negativos y enfócate en lo que
realmente quieres atraer.
Cuando estés en medio de un problema:
- Observa el problema desde afuera como espectador.
- Enfócate en la solución.
- Evita pensamientos pesimistas.
- Confía en el proceso de la vida.
- Mantén la calma.
Cuando actúas con más cautela y con menos impulsividad, puedes tomar
mejores decisiones.