Normalmente tenemos objetivos o metas en nuestra vida y cuando cumplimos ese sueño creemos que nos vamos a sentir mejor.
A veces no nos sentimos tan satisfechos como pensábamos que nos sentiríamos antes de cumplirlo.
Ponemos un tipo de expectativa diferente, de cómo nos vamos a sentir y nos imaginamos ciertas cosas que al final no terminan pasando.
¿Alguna vez te ha pasado que cumples una meta, llegas a tu sueño, te conviertes en esa persona y sientes que te ibas a sentir mejor?
Sientes que como que algo falta.
Lo importante no es cumplir tu sueño, la parte más importante del proceso es en quién te conviertes al cumplir esos objetivos.
Siempre he dicho que: “Nadie alcanza sus sueños, te conviertes en ellos”.
Empieza a identificar en quién te conviertes cuando estás en camino hacia tus sueños.
Cuando tienes un sueño y describes todo lo que amarías vivir, te das cuenta que la persona que eres hoy, no le alcanza para vivir esa vida, porque si no ya la vivirías.
Y no me refiero al dinero, sino a la mentalidad, a los hábitos y las creencias.
Necesitas cambiar tus creencias sobre todas las áreas de tu vida.
De esta manera te vas convirtiendo en alguien que vive su vida radicalmente diferente.
Es más importante en quién te conviertes en el camino, que el resultado que tienes. Pues en quién te convertiste, es lo que te llevas contigo.
Porque mientras haces este proceso, comienzas a crecer. En el proceso de avanzar hacia tus sueños. El proceso para convertirte en una persona mucho más grande.
En alguien que todo el tiempo ve la posibilidad de crecer. En ese momento es cuando te das cuenta en dónde estabas antes y en dónde estás ahora.
Enfócate en los pasos que estás dando para convertirte en quien tú deseas.
Ese cambio que surge en ti hace que todo valga la pena.
Recuerda que: “Disciplina es la diferencia de lo que quieres hoy y lo que más quieres en la vida”.
¿Cómo te vas a enfocar en este crecimiento personal?
